Cada viernes por la noche, cuando mi familia se sienta a cenar, miro a mis hijos y me recuerdo lo afortunado que soy. Mis hijos mayores, Hannah de 17 años y Jonah de 22 años, se están convirtiendo en jóvenes adultos increíbles con muchas cualidades que me gustaría emular.
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Los dolores de crecimiento de la madurez
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Cada viernes por la noche, cuando mi familia se sienta a cenar, miro a mis hijos y me recuerdo lo afortunado que soy. Mis hijos mayores, Hannah de 17 años y Jonah de 22 años, se están convirtiendo en jóvenes adultos increíbles con muchas cualidades que me gustaría emular.