Estimado lector, espero que disfrute este artículo. - Vitaliy
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Te duele la rodilla, así que visitas a tu traumatólogo de confianza. Al verte, él sonríe, tal vez incluso te da un abrazo, y luego te dice: "Siento tu dolor, en serio, pero no trato rodillas izquierdas, solo trato las derechas. Descubrí que soy mucho mejor con las derechas. La última vez que revisé una rodilla izquierda, no hice tan bien mi trabajo".
Aunque muchos profesionales, ya sean médicos, abogados, arquitectos o ingenieros, pueden elegir sus especializaciones, rara vez pueden elegir los problemas que deben resolver. Los problemas los eligen a ellos. Los inversionistas, en cambio, disfrutan de una posibilidad única: elegir problemas que les permiten maximizar el uso no solo de su coeficiente intelectual (CI), sino también de su inteligencia emocional (IE).
Empecemos con el CI. Nuestra capacidad intelectual para analizar problemas variará según el problema que tengamos frente a nosotros. Así como pasamos fácilmente por algunas materias en la universidad y luchamos con otras, nuestra capacidad para entender las dinámicas actuales y futuras de diversas empresas e industrias también fluctuará. Es por eso que compramos acciones que caen dentro de nuestra esfera de competencia. Solemos quedarnos con aquellas en las que nuestro CI es más alto.
Aunque solemos pensar que nuestra capacidad para analizar problemas es confiable y estable sin importar el paso del tiempo, la verdad es que no lo es. Podría serlo si fuéramos personajes de Star Trek, con control total sobre nuestras emociones, como el Sr. Spock, o si directamente careciéramos de emociones, como el Teniente Comandante Data, pero ese no es el caso. Aquí es donde entra en juego nuestra IE.
No tengo una licenciatura en psicología, pero tengo una gran experiencia tratando a un paciente bastante difícil: yo mismo. Y lo que he descubierto es que las emociones tienen dos efectos problemáticos en mí. Primero, distorsionan las probabilidades. Esto hace que, si bien mi capacidad intelectual para analizar un problema no esté afectada, mi cerebro podría estar resolviendo un problema que sí está distorsionado. En segundo lugar, mi CI no es constante y mi capacidad para procesar información de forma eficaz disminuye bajo estrés. Pierdo la perspectiva general o paso por alto detalles importantes. No creo ser la única persona con este problema; estoy seguro de que nos afecta a todos en diferentes grados.
Cuanto mayor sea mi IE respecto a una empresa, es más probable que mi CI no se vea afectado negativamente cuando las cosas van mal (o incluso cuando van bien). Hay una buena razón por la que los médicos no tratan a sus propios hijos: su capacidad para ser racional (analizar adecuadamente las probabilidades) puede verse gravemente comprometida por sus emociones.
Un amigo mío, que es un inversionista increíble y que permanecerá en el anonimato aunque se llame George, una vez me dijo que nunca invierte en acciones de supermercados porque no puede ser racional cuando las posee. Si tuviéramos algunas sesiones de análisis freudiano con él, probablemente descubriríamos que tuvo algún evento traumático en la infancia en un supermercado (tal vez cuando tenía 8 años lo atraparon robando un poco de chocolate) o pudo haber tenido una mala experiencia con una acción de supermercado al principio de su carrera. La razón de su problema es, en realidad, irrelevante; lo importante es que se ha dado cuenta de que su baja IE afectará a su alto CI si posee acciones de supermercados.
Si bien no hay cura para las emociones, podemos minimizar drásticamente el impacto que tienen en nosotros como inversionistas, simplemente ajustando nuestro proceso de inversión. En primer lugar, los inversionistas tienen la increíble ventaja de poder elegir las áreas donde pueden permanecer racionales.
Para ser un inversionista exitoso, no necesitas el CI de Albert Einstein (aunque a veces desearía tener la IE de Spock). Por ejemplo, Warren Buffett indudablemente tiene un CI muy alto, pero incluso el Oráculo de Omaha elige cuidadosamente sus batallas: no invierte en acciones tecnológicas.
Los inversionistas tienen la ventaja de poder enfocarse solo en aquellas acciones que optimizan tanto su CI como su IE, ya que solo necesitan seleccionar unas pocas entre las decenas de miles disponibles.
Mientras tanto, espero que cuando vaya al médico, sinceramente me diga: "No trato rodillas izquierdas", porque el mejor resultado vendrá de un médico que, al tratarme, utilice tanto su CI como su IE.
Artículo disponible en inglés aquí.
Vitaliy Katsenelson es el director ejecutivo de IMA, una firma de inversión de valor ubicada en Denver, Estados Unidos. Ha escrito dos libros sobre inversiones, que fueron publicados por John Wiley & Sons y que se han traducido a ocho idiomas. Soul in the Game: The Art of a Meaningful Life (Harriman House, 2022) es su primer libro que no trata solo de inversiones. Puedes obtener capítulos bonus inéditos enviando tu recibo de compra a bonus@soulinthegame.net.
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