Un día ordenaste una “Cajita Felíz” por última vez y ni siquiera lo sabías." – McDonald's.
No, este McDonald's no fue un contemporáneo romano antiguo de Séneca. Este fue un tuit de la Corporación McDonald's que apareció en mi navegador justo cuando me senté a escribir sobre este tema. Resumen perfectamente un tipo de visualización que William Irvine, en A Guide to the Good Life, (Una Guía para la Buena Vida), llamó "La Última Vez".
Para todo lo que hacemos, habrá una última vez. Sí, habrá una última vez en que tomemos un aliento, pero ese no es la idea de este ejercicio. Hubo una última vez que cambié el pañal de Mia Sarah (aunque mi esposa insistirá en que no lo hice lo suficiente); hubo una última vez que llevé a Jonah a la escuela; hubo una última vez que Hannah necesitó que la arrullara para dormir con una historia; hubo una última vez que vi a mi madre; y sí, habrá una última vez que compre un McFlurry en McDonald's (nunca fuí muy fanático de la Cajita Feliz).
La visualización negativa de la “Última Vez” está ahí para encender la apreciación de que el tiempo, aunque infinito, se nos da en cantidades limitadas para gastar. Esta visualización negativa de la naturaleza finita del tiempo personal que se nos concede puede ayudarnos a darle mayor valor al momento presente.
"No es que tengamos poco tiempo para vivir, sino que desperdiciamos mucho. La vida es lo suficientemente larga, y se nos ha dado una cantidad lo suficientemente generosa para los logros más elevados si todo se invirtiera correctamente." Este fragmento de "De la brevedad de la Vida" de Séneca parece bastante apropiado para esta idea, aquí está la conclusión:
"Pero cuando se desperdicia en el lujo irresponsable y se gasta en ninguna actividad beneficiosa, finalmente nos vemos forzados por la última restricción de la muerte a darnos cuenta de que ha pasado antes de que supiéramos qué estaba pasando. Así es: no se nos da una vida corta, sino que la acortamos, y no estamos mal provistos, sino que la malgastamos...
La vida es larga si sabes cómo usarla".
Nosotros, incluido su servidor, a menudo no estamos aquí, no estamos en el presente; estamos soñando despiertos en el pasado o en el futuro, mientras el tiempo hace lo que hace el tiempo, convirtiendo el futuro en pasado. Como lo expresó el gran Freddie Mercury, "El tiempo no espera a nadie".
Cuando asistimos a graduaciones o funerales, reconocemos la brevedad de la vida, lo contemplamos en el viaje de regreso a casa y luego lo olvidamos.
Estoy escribiendo esto el miércoles antes del Día de Acción de Gracias, a las 5 a.m. Vinimos a Vail para disfrutar de unos días esquiando. En unas dos horas mis hijos se despertarán; mi esposa preparará el desayuno; se preocupará de que los niños estén vestidos adecuadamente para este clima (eso es lo que hacen las madres), y nos prepararemos para ir a esquiar.
Guardaré mi computadora portátil y no pensaré en este libro hasta mañana por la mañana. Me centraré en disfrutar la vida con mis hijos: ayudar a Mia Sarah (6) a ponerse sus adorables botas de esquí, recordarle a Hannah (14) que no olvide sus guantes y quedarme asombrado de Jonah (19) mientras le enseña a Mia Sarah cómo esquiar.
Algunas de las cosas que haga hoy podrían llegar a ser las últimas que haga. Los niños crecerán. Mia Sarah ya no necesitará ayuda con sus botas de esquí. Aunque dudo que Hannah deje de olvidar y perder sus guantes de esquí, en algún momento será su esposo quien le recuerde. Mia Sarah no necesitará la lección de esquí de Jonah, y Jonah estará enseñando a sus propios hijos a esquiar.
Sí, hay algo que haré hoy por última vez. No sé qué es y solo lo reconoceré en retrospectiva. Quiero estar presente para ello. Necesito recordármelo diariamente y no esperar a funerales y graduaciones.
William Irvine escribe: "Al contemplar la transitoriedad de todo en el mundo, nos vemos obligados a reconocer que cada vez que hacemos algo podría ser la última vez que lo hagamos, y este reconocimiento puede dotar a las cosas que hacemos de un significado e intensidad que de otro modo estarían ausentes".
No soy un gran fanático de la religión (culpo a los soviéticos por eso), pero la religión descubrió las repeticiones diarias. La visualización de la “Última Vez” es una útil repetición diaria (o una oración, si lo prefieres). Solo recuérdalo cada mañana, que hay una buena probabilidad de que haya algo que hagas por última vez: el pasado ya es pasado; el futuro yace eternamente en el futuro; solo tenemos el ahora.
Séneca lo expresa de una manera hermosa: "Preparemos nuestras mentes como si hubiéramos llegado al final mismo de la vida. No posterguemos nada. Equilibremos los libros de la vida cada día. Aquel que pone los toques finales a su vida cada día nunca se queda sin tiempo". La contraparte oriental de Séneca, Confucio, señaló apropiadamente quinientos años antes: "Tenemos dos vidas, y la segunda comienza cuando nos damos cuenta de que solo tenemos una".
Artículo disponible en inglés aquí.
Vitaliy Katsenelson es el director ejecutivo de IMA, una firma de inversión de valor ubicada en Denver, Estados Unidos. Ha escrito dos libros sobre inversiones, que fueron publicados por John Wiley & Sons y que se han traducido a ocho idiomas. Soul in the Game: The Art of a Meaningful Life (Harriman House, 2022) es su primer libro que no trata solo de inversiones. Puedes obtener capítulos bonus inéditos enviando tu recibo de compra a bonus@soulinthegame.net.
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